DESASOSIEGO, MIEDO E INCERTIDUMBRE
Son sentimientos que antes del
nacimiento de Celia no había tenido o no había sentido con demasiada
frecuencia, podría decir que muy pocas veces los había experimentado.
El nacimiento de un hijo nos
llena de emociones positivas, pero a la vez una losa de responsabilidad cae
sobre nuestras espaldas y creo que ya no se nos quita durante el resto de nuestra vida.
A los 3 días del nacimiento de
nuestra hija cuando llegamos a casa del hospital el cóctel de hormonas de la
felicidad me inundaba aún, pero fue caer la noche, acostarnos en la cama y un
sentimiento de desasosiego se apoderó de mí. Un sentimiento que nunca había
notado, un sentimiento de incertidumbre, miedo…no sabría expresarlo bien con
palabras, algo que me hacía estar alerta ante cualquier cambio de respiración
de mi cachorra, algo que me dejaba un vacío interior sólo de pensar en que algo
pudiera ocurrirle.
Creo que desde entonces no se me
ha quitado, ha ido disminuyendo pero no ha llegado a disiparse por completo,
sigue ahí, en lo profundo de mi interior, latente y vivo a la vez. Cuando se
manifiesta es agobiante, una sensación desagradable.
Tengo miedo, miedo a que le pase
algo, miedo a que enferme, miedo a que se haga daño, a que le hagan daño, a que
crezca tan rápido, incertidumbre por lo que pueda pasar en un futuro... pero no
puedo exteriorizarlo, tengo que guardarlo dentro de mí para que me permita dejar que ella
pueda crecer con autonomía, libertad y sin miedos, para no coartarla, para que crezca como es, ella
misma en su esencia.
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